Me costó años de terapia dejar de mentir.
Aprendí a mentir para protegerme.
A veces los castigos eran tal abuso verbal que me daba miedo equivocarme hasta en la cosa más nimia.
Mentir se hace necesario cuando tienes miedo.
Terminé mintiendo hasta en cosas estúpidas.
La verdad es que todavía miento a mi madre por casi todo.
Pero he tenido que aprender a confiar en el resto de personas.
No importa si te equivocas. El resto de las personas no van a tenerlo tan en cuenta.
A veces incluso te honra decir "me he equivocado" en voz alta.
He aprendido a hacer eso. He aprendido a ser una persona íntegra con el resto de la sociedad.
Otras veces soy muy cargante porque pido perdón por casi todo.
También estoy aprendiendo a desprenderme de esto.
Pero la razón por la cual siempre miento a mi madre es porque nunca nada es suficiente. Y porque todo le parece mal.
Primero dejé de pedir consejo. Después dejé de contarle las cosas.
A día de hoy creo que cuando me mira sólo ve a una desconocida. Pero me da igual.
Ella nunca me ha permitido ser de otra manera.
Lo malo es que he cerrado tanto la parcela a su alrededor que los amigos o el amor me parecen totalmente ajenos a ella.
Siento que nunca voy a poder hacerla partícipe de otros aspectos de mi vida personal.
Si me enamoro, no quiero presentarle a esa persona tan especial para mi. Si me caso, no la quiero en mi boda. Si tengo hijos, no la quiero en sus vidas. Si cumplo años no lo celebro, no quiero que conozca a mis amigos.
Merece quedar excluida.
Pero a veces no sé cómo hemos llegado a este punto.
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