Me parece un puto fracaso en la vida tener la edad que tengo y andar pidiendo una puta cerradura en mi habitación. No un pestillo para trancar desde dentro y que no me moleste, una llave para que mi madre no entre si yo no estoy.
Entiendo que mi habitación está dentro de su casa. Pero creo que ya tengo edad para decidir si quiero uno o dos vaqueros en una percha. Esto es literal. Si quiero tener mis libros ordenados como me de la puta gana o por un orden absurdo que se le ha ocurrido a ella mirando en pinterest y que ni se ha molestado en consultarme. Es que me cago en todo lo cagable.
Cuando era más cría y tenía diez años menos me limitaba a chillarle que yo ordenaba mis camisetas en 3 montones: las negras, las que me gustaban y las que no me daba la gana ponerme. Y ahí llegaba su argumento estrella de: esta es mi casa y mientras vivas bajo mi techo harás lo que yo diga.
Pero, ¿ahora?
Cuando ordena mis libros siento que han cometido allanamiento de morada. Realmente si me despojaran de toda mi ropa me jodería, pero no me llevaría mal rato, es fácil reponerla la mayoría; sin embargo los libros no.
Los libros siempre han sido mi hogar, donde me he refugiado cuando tenía insomnio, donde me he escondido cuando no he tenido amigos, donde he buscado referentes para la vida real porque mi familia es un completo desastre.
Cuando entra en mi habitación siento mucha ira porque es como la puta policía, busca algo. Y me encantaría tirarle un coctel molotov. Desordena todo, es un tornado. Me da una crisis de ansiedad terrible. Ella lo sabe. Aún así lo hace. Me disgusto. Lloro, hiperventilo, siento ira, me agobio, me bloqueo y al final es eso, siento que alguien entra en mi templo y destruye todo. Y yo no puedo hacer nada.
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