sábado, 16 de enero de 2021

-44-

La cuestión anterior me ha llevado a rememorar todo el odio que tengo hacia los regalos. Los odio porque siempre he tenido que cambiarlos o compartirlos con ella. ¿Pero como eres tan mala persona?

Estuve haciendo memoria y no es que tenga que compartir mi ropa con ella (aunque ella la haya despreciado en incontables ocasiones). Es que cuando era mi cumpleaños y recibía regalos de amigos del cole que eran invitados a mi fiesta ella siempre pedía el ticket. Podía gustarme el regalo, pero, ¿y qué? Ella lo cambiaba por un vale regalo y lo mismo se acababa gastando en cualquier otra mierda. Los libros de lectura se cambiaban por un vale que al final resultaba ser material escolar. La papelería bonita se cambiaba por un vale regalo que al final resultaba gastarse en el uniforme del colegio. Y podemos prolongar esto hasta el infinito.

Y no estoy teniendo en cuenta esas veces que la gente te decía que no te daba el ticket porque o no lo tenía o igual era un regalo regalado. Pero eso también era embarazoso. Como cuando recibí una cartera de Tous que me gustaba y quiso cambiarla y llegó a llamar a la madre de mi tía para ver si era cierto eso de que no tenían el ticket. Porque yo no merecía tener una cartera bonita, merecía corticoles de mierda de los cojones. Al final aquella pobre chica llamó disculpándose porque no tenía el ticket. ¿Pero por qué obligas a la gente a disculparse por algo de lo que no tiene culpa?

 

Tampoco he entendido muy bien nunca que siempre tenga que justificar si quiero que se me regale algo el uso que le voy a dar. Quiero esto porque yo no me lo puedo permitir y tú sí, es un regalo, a veces simplemente las cosas se dan porque esperas que la otra persona sea feliz y punto. Pues no. Tenía que establecer un aprovechamiento. Y por eso supongo que nunca pido nada y pienso que todo lo que deseo en el ámbito material son caprichos que no merecen ser satisfechos aunque puedan serlo.

Por otro lado tampoco sé cómo explicar qué porcentaje de aprovechamiento se le pueden dar a cosas como pinceles o pintura. Muchas veces simplemente te enamoras de determinada afición o de un determinado objeto y lo deseas.

Voy camino de los 30 años y me da vergüenza pedir una cámara de fotos decente. De verdad que siempre pienso en ella. Pero como tenemos una con el objetivo roto, ¿para qué quiero otra?

Siento que camino en círculos de diámetro tan pequeño que cuando lo pienso demasiado me mareo y lo doy todo por perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario