sábado, 14 de noviembre de 2020

-34-

Volver a casa tras la universidad fue como volver a enredarme en un nudo del pasado del que mi madre no es capaz de escapar.

Es como si una y otra vez se empeñara en revivir cada momento de mierda de su vida para no permitir que cicatrice ni una de sus heridas y así poder rebozarse en sangre y ponzoña siempre. Como si le gustase recordar la más mínima mierda. Y aún sabiendo que su familia es más tóxica que Chernobyl, tampoco les deja escapar. Un día simplemente se planta y grita, grita mucho y lo zanja diciendo "están todos muertos para mi". Y a las dos semanas vuelve a revivir todas las cosas horribles que le hicieron desde que tiene uso de memoria hasta la actualidad, busca razonar por qué algunas personas son dañinas y como no puede, se obceca, y da una brasa increíble.

Es algo así como que saca una libreta mental y empieza a desbarrar, a soltar mierda. Pero en vez de hacerlo en silencio o dejar tranquilos a los demás, te arrastra. Porque necesita que alguien le diga "uy, sí, que malos fueron aquella vez en 1960". Y te levantas para irte y te sigue por casa.

Es que imagina poder elegir hablar de cualquier otra cosa o estar en silencio y elegir siempre hablar incluso de daños que no te hicieron a ti, pero de los cuales necesitas victimizarte.

transparent keys• | via Tumblr on We Heart It

Imagina construir siempre relatos -ficticios- que giren a tu alrededor, donde eres una pobre víctima. 

Incluso imagina poder haber mandado a la mierda a tu familia tóxica de los cojones y aun así haber elegido arrastrar a tu marido y a tu hija por el fango mil veces por el qué dirán. Porque prefieres guardar las apariencias.

Es que tu madre pasa de ti como de la mierda, no te quiere, se la sudas, te cuelga el puto teléfono, y tú todavía culpas a tus hermanos. No te quiere cerca, por favor, abre los ojos. Es que ya no das lástima, me das vergüenza ajena. Eres como esa amiga borracha que acosa a chicos en la barra del bar, déjalo ir.

Eres tan cansina que tus relatos se tornan mezquinos.

-33-

Resulta muy tedioso vivir en esta casa porque es similar a vivir en un tornado. A veces estás en los lados, expuesto a gritos, otras veces se te permite estar en la calma, pero tampoco parece durar demasiado. La razón es que no saben vivir de otra manera que no sea comunicándose sin gritar, ese es su estado natural. Además, cuando se enfadan simplemente gritan más.

Mi existencia se limita a permanecer en silencio y en un rincón, como una de esas ratas de la cenicienta, que vive con miedo a que el gato se percate de su presencia. 

Estar en silencio es un ejercicio de introspección constante, por lo que al final que te hablen resulta desagradable. De alguna manera tú solo te condenas a la marginación para poder sobrevivir y luego no sabes como interactuar, pero prefieres permanecer solo y marginado, sin ruido, que dentro de cualquier conversación.

Solitude | Shop | Instagram Completed AP...

Me he vuelto tan solitaria que sólo se me da bien interactuar con el perro, los abejorros, las plantas y mis amigos. Con estos últimos es porque no paso demasiado tiempo con ellos. Y el que paso es el deseado, siempre puede uno levantarse y largarse.

El resto del tiempo me gustaría vivir sola para poder pasarlo en silencio. 

Odio los fines de semana porque mi madre no trabaja y se cree que puede escuchar los videos de facebook con el volumen al máximo y sin auriculares o leerte cualquier artículo que ella considere interesante del linkedin en alto. Y tú estás estudiando, porque estás preparando una oposición, pero, ¿y a ella qué cojones le importa? Te va a leer igualmente ese artículo sobre que si no eres feliz deberías serlo, o sobre batidos detox (como si el hígado no existiera).

Siento que me han y me he condenado al ostracismo porque no tenemos nada en común. Y no sé cómo se sale de ahí. Pero por otro lado siento que tampoco quiero salir de ahí.

viernes, 13 de noviembre de 2020

-32-

 A menudo pienso en mi cumpleaños, en las cosas que me gustaría tener y que nunca voy a conseguir.

Es decir, en cosas que manifiesto en voz alta que me gustaría por mi cumpleaños y que mi madre dice al día siguiente de mi cumpleaños "ay, es que como yo no las tuve no sabía que se pudieran tener". Por ejemplo: globos, invitados de tu agrado, una tarta de chocolate.

Existen cosas que yo tampoco he tenido nunca como regalos que me gusten, piñata, montones de globos, velas de múltiples colores, servilletas de todavía más colores, banderines para colgar del techo, etc. Pero que cuando por algún motivo ha recaído una mínima responsabilidad sobre mi, me he esforzado al máximo. Lo cual implica que si yo me entero de que vas a pasar tu cumpleaños en mi casa o yo en la tuya; es decir, que vamos a coincidir en el espacio y el tiempo, voy a encargarme de que tengas todos los detalles. Porque parece que los detalles son chorradas, pero son permanentes en el tiempo.

worst birthday ever

Y yo lo que recuerdo de pequeña era siempre un límite determinado muy cerrado de invitados. Donde siempre iban a ser diez. Tanto si llegaba como si me faltaban amigos eran diez. Entonces aquello me resultaba hasta problemático porque no me hacía sentir cómoda.

Según iba creciendo recuerdo que yo dejé de poder elegir a mis invitados. Empezó a elegirlos mi madre. No importaba si me caían bien o mal, simplemente a mi madre le caían bien sus padres porque tenían dinero o algún tipo de prestigio. Estaban invitados. A los 11 años me harté y me planté. Y ya no volví a celebrar más nada.

Cuando he sido adulta hubiera deseado celebrar algunos años importantes como la mayoría de edad, los 20, los 25. Esa clase de números que tienen un halo especial y no tienes puta idea de porqué.

Algunas personas de mi alrededor iban cumpliendo los 18 y sus padres les organizaban movidas con amigos de la infancia y de toda la vida. Y yo me moría de envidia porque nunca nadie me invitaba y porque yo no tenía amigos con quien celebrarlo. Tampoco podía celebrar esos números de halo guay. No tenía ciertas raíces porque mi madre las había cortado porque a ella no le gustaban. Y punto en boca. Así que ahí estaba yo, observando en silencio.

Cuando cumplí 25 no esperaba una gran fiesta rodeada de amigos, pero quería una fiesta rodeada de mis primas. Le dije a mi padre que quería a mis primas, globos de helio de colores y un pequeño ramo de girasoles. Y comida casera que yo misma podría preparar y una tarta de chocolate con velas recicladas de haber cumplido 12 años y 20 o algo así, números reciclados. Se lo dije porque quería que en parte fuera un poco sorpresa.

Mi padre se lo comentó a mi madre con un total de cero discreción. Y mi madre me dijo que si quería celebrar mi cumpleaños era mi problema y que llamara yo. Porque ella no lo había tenido cuando cumplió 25, así que yo tampoco. Llegó mi día y no se celebró nada. De hecho, no soplé velas, no pedí mi deseo. Me sentí muy pequeña y rota. Así supe que a partir de aquel momento no podía pedir nada, ningún detalle, tampoco en mi supuesto día especial.

Imagino que algún día cumpliré 40 años y alguien que no sea yo se acordará de mi deseo.

-31-

Me parece un puto fracaso en la vida tener la edad que tengo y andar pidiendo una puta cerradura en mi habitación. No un pestillo para trancar desde dentro y que no me moleste, una llave para que mi madre no entre si yo no estoy.

Entiendo que mi habitación está dentro de su casa. Pero creo que ya tengo edad para decidir si quiero uno o dos vaqueros en una percha. Esto es literal. Si quiero tener mis libros ordenados como me de la puta gana o por un orden absurdo que se le ha ocurrido a ella mirando en pinterest y que ni se ha molestado en consultarme. Es que me cago en todo lo cagable.

Cuando era más cría y tenía diez años menos me limitaba a chillarle que yo ordenaba mis camisetas en 3 montones: las negras, las que me gustaban y las que no me daba la gana ponerme. Y ahí llegaba su argumento estrella de: esta es mi casa y mientras vivas bajo mi techo harás lo que yo diga.

Fuck You GIF - Fuck You - Descubre & Comparte GIFs

Pero, ¿ahora? 

Cuando ordena mis libros siento que han cometido allanamiento de morada. Realmente si me despojaran de toda mi ropa me jodería, pero no me llevaría mal rato, es fácil reponerla la mayoría; sin embargo los libros no. 

Los libros siempre han sido mi hogar, donde me he refugiado cuando tenía insomnio, donde me he escondido cuando no he tenido amigos, donde he buscado referentes para la vida real porque mi familia es un completo desastre.

Cuando entra en mi habitación siento mucha ira porque es como la puta policía, busca algo. Y me encantaría tirarle un coctel molotov. Desordena todo, es un tornado. Me da una crisis de ansiedad terrible. Ella lo sabe. Aún así lo hace. Me disgusto. Lloro, hiperventilo, siento ira, me agobio, me bloqueo y al final es eso, siento que alguien entra en mi templo y destruye todo. Y yo no puedo hacer nada.

-30-

 Me aburre pensar en todas las veces que me pregunta siempre lo mismo porque nunca me escucha. O que da por supuestas cosas que hace por mi que no son en absoluto ciertas, cosas que aunque las hiciera no le convertirían en mejor madre porque son materiales.


Sobre mi mesa descansan dos zapatos. Una bota de 7 leguas como la de Pulgarcito, fundida en algún metal barato coleccionable, me la regaló mi padre. Y una bota roja esmaltada de Santa Claus que vino de casa de mis difuntos abuelos. Pues siempre anda jodiendo con que ella me ha regalado los tres zapatos que hay sobre la mesa, entra en mi habitación, ve dos, comienza a chillar "¿Y EL MOCASÍN?", se me ponen los ojos en blanco, me armo de paciencia, le explico por enésima vez que no me ha comprado ningún zapato ella y menos un mocasín, me llama mentirosa, me insulta, dice "seguro que lo has vendido", discutimos, soy la peor persona del mundo, etc. Encima sería un zapato castellano, zorra.


Otra discusión recurrente es que en nuestra casa no hay más que una televisión, no es como esas casas modernas llenas de televisores para saciar el consumo de todos sus habitantes. Así que cuando me quejo me dice "pues míralo en Netflix". En el todopoderoso Netflix que debe ser gratuito, no me consta. La verdad es que me harta explicarle que no es gratis y después decirle que no tenemos de eso, que no me está pagando esa plataforma ni ninguna otra, que en realidad nunca me ha pagado ninguna. Que toda la televisión por cable que he visto siempre ha sido en casa de otras personas. Y ella siempre zanja la discusión diciendo: pues yo siempre le digo a mi amiga X que tenemos Netflix. Como si eso fuera a hacerlo realidad.

Malecwings Magnus Slowly Blinking His Eyes While Looking At Alec Eyes Rolled  Back - LowGif

Más luchas de mi vida serían justificarme cuando  no quiero hacer nada, cuando simplemente siento cansancio porque son las 23:00 y ya necesito dormir. Cuando no me apetece relacionarme con ella, cuando no quiero que me abrace ni me bese porque me hace sentir una animadversión terrible. O cuando le parece maravilloso todo lo que hacen los hijos de los demás pero todos los esfuerzos que haga su hija son una puta mediocridad. Pues claro que sí. Por no hablar de cuando se mete con mi ropa constantemente o entra en mi habitación sin pedir permiso y coge mi ropa y la utiliza para andar ella por casa. Podrías usarla para irte a tomar por culo.


Y por no alargar demasiado la queja, imagino que lo que peor llevo es que desde bien pequeña siempre me dijera que nunca me ve hacer nada. Su frase estrella: "PUES YO NUNCA TE VEO HACER NADA". Y esos ojos pequeños que tiene se cierran y se aprietan como si quisiera demostrar todavía más lo cínica que es. Se refiere a que yo nunca estudio, yo nunca pongo lavadoras, yo-nunca-nada. Cuando en realidad casi-siempre-yo-todo porque sino esta casa se nos caería encima. A mi nadie me lava la ropa, nadie me ha regalado el bachiller. De hecho sabrías que tanto el director como la jefa de estudios me felicitaron por el gran año que hice en segundo de Bachiller si no te hubieras quedado en el sofá jugando al candy crush. Nadie me ha regalado dos carreras a curso por año, de hecho me han puesto muchísimas zancadillas. Nadie me ha regalado ni el primer máster ni el segundo. No he aprendido por ciencia infusa a hablar idiomas. Pero ella nunca me ve hacer nada.


De verdad, me siento muy cansada.